A veces la repetición de las consignas nos hace perder de vista el fundamento de su razón (o sin razón). En las últimas semanas la repetición de “por ese camino llegamos a la privatización de la medicina”, enfrentada a otra que insistiendo en “utilizar racionalmente los recursos sanitarios”, exige ponerlos bajo la gestión de la Empresa privada, nos impide centrarnos en los por qué de la inequidad de las posturas privatizadoras.
Introduzco el concepto de inequidad para poder hacer un juicio adecuado. Porque no pierdo el tiempo en discutir que bajo la óptica de la gestión privada los recursos puede ser hiperutilizados, los recursos humanos pueden ser explotados más concienzudamente y unos y otros rendir más si se juzgan en términos de coste/utilización. Pero la premisa de lo público, (sin desconocer que pueden mejorarse los rendimientos), es que todos los que tengan una necesidad sanitaria tengan acceso a los recursos. Equidad si esto existe, inequidad si no.
Y en “lo privado” con la vista puesta en la ganancia, los que tienen más necesidades (enfermedad grave o incurable o de larga duración) se ven relegados, por no rentables. Una forma extrema de este pensar es hacer responsable al paciente de su padecer, y, en consecuencia decidir que corra con los costes de su tratamiento. Fumaste, con tu pan te comas tu cáncer. Te drogas, ¿por qué tengo yo que correr con el gasto de tu recuperación? En esta situación si tienes “posibles” pagas los gastos y si no te mueres y punto. O si tienes, pagas el Sanatorio y si no te vas Hospital. Puede suceder que el padecimiento sea tan grave, que no esté disponible en el sector privado, por ejemplo los órganos para los trasplantes.
En “lo publico” todos tenemos la misma oportunidad de acceso a los recursos: equidad. Más aún, si tienes más necesidades, más recursos estarán a tu disposición. Si necesitas cuidados intensivos los tendrás. No se mira como llegaste a desarrollar tu enfermedad; tanto da que tu comportamiento te llevara al padecer como si no; todos nos hacemos solidarios del mismo y todos contribuimos al esfuerzo para que te repongas.
No se mira, en la visión pública de la Sanidad, como se llegó a la enfermedad, ni cuanto va a costar el tratamiento. No se tiene en cuenta, a la hora de determinar quien se trasplanta ese único hígado que hay disponible, si eres rico y puedes ir a una clínica privada, o inutilizaste el tuyo pinchándote heroína, solo si lo necesitas o no. Lo público es equitativo, por tanto solidario con los enfermos. Ese es mi punto de vista para defenderlo. Y si quieren contrastarlo simplemente piensen en cada vez que han tenido que ir al dentista.
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