viernes, 18 de enero de 2008

La imitación, una forma de viralidad

Parece que este blog se va enfocando cada vez más hacia la viralidad, en todas sus formas. En nuestro caso, que no en el del Dr., nos queremos centrar en la viralidad como forma de comunicación de masas y nos hemos encontrado con un buen ejemplo que nos ha hecho reflexionar. Hoy nos hemos desayunado con la noticia de que Alejandro Agag y Ana Aznar han traído a una nueva criatura al mundo. Estamos de enhorabuena. Además, un varoncito al que ha puesto de nombre Pelayo. ¿Pelayo? Sí, Pelayo. Y aquí nos ha dado por pensar. Si a estos dos les ha dado por poner semejante nombre al chinorri es que no han meditado muy bien las consecuencias. Poner a un niño ese nombre significa condicionar el resto de su vida, da igual quien sea su padre y que conozca a Fernando Alonso. Al chaval lo van a hostiar, es un candidato a bullying claro. Cuando uno está en edad prepuber, la crueldad se le sobrentiende y lo mejor para sobrevivir es, sin duda, destacar lo menos posible. Pero, ¿es eso posible si te llamas Pelayo? Claramente no. Va a ser objeto de mofa durante los años más importantes de su vida, cuando uno forma el espíritu. Pero claro, y aquí viene lo más grave, la joven pareja se ha convertido en ¿ejemplo? a seguir lo cual implica que, de ahora en los próximos meses, todas las madres gestantes del centro reformista van a poner pelayo a sus churumbeles, en algo que entendemos como una extraña forma de viralidad. Dentro de unos cinco años, y en adelante, podremos comprobar como un alarmante ascenso de los ingresos a colegios de curas (especialmente de jesuitas) de niños llamados Pelayito. Los caminos de la viralidad son inescrutables.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una apuesta-profecía muy divertida; no hará falta esperar 5 años para saber si habeis acertado, cuando se publique la estadística de nombres de pila de 2008 lo podremos comprobar. Un reto, ¿sereís capaces de pronóstica quien ganará las elecciones? Mi opinion es que lo teneis facil. Abrazos.