Campaña de 21, la revista cristiana de hoy

El Doctor nos avisaba en un post anterior sobre la existencia de una campaña de publicidad, a su parecer peligrosa desde el punto de vista de la salud mental. Aquí tienen una foto para que puedan juzgar mejor.

En otros versiones del anuncio se puede leer "Ningún cristiano es racista" y cosas por el estilo. Pues resulta que, lo que a muchos en un principio nos escandalizo, no tenía esa intención. Nos explicamos. Han salido los responsable de la revista y han querido dejar claro que su intención era completamente la contraria. Su interés es activar el diálogo y hacer entender que hay cristianos que sí que usan preservativos o que son racistas. Sin embargo, si ese era el objetivo de la campaña, parece que han conseguido todo lo contrario. Como siempre recordamos, cualquier publicista hipócrita diría que la campaña ha sido un éxito por que todo el mundo habla de ello. Si el objetivo de la campaña es simplemente dar a conocer la nueva cabecera, entonces, deberíamos estar de acuerdo con este argumento pero, si pensamos que además de publicitar la marca debería posicionarla adecuadamente en un mercado tan segmentado como es el editorial entonces nos parece que se han equivocado mucho, ya que no han dejado muy claro que es una revista para cristinanos dialogantes, de los que no dudamos de su existencia, aunque sí de su visibilidad. Además, todo esto debe ser analizado desde las circunstancias sociales del mercado. Hace poco días, en pleno centro de Madrid, un montón de gente se reunía junto a la curia purpurada para expresar su pensamiento con respecto a nuestra sociedad. El acto causó estupor entre el mundo más racionalista por lo irresponsable y reaccionario de su contenido. Por otra parte, como hemos hablado llegan los creacionistas a nuestro país. Con este escenario, hacer una campaña del tipo "los cristianos no usan preservativo", parece más la idea de un adolescente intoxicado que la de un profesional de la publicidad. Si la idea a vender es que la Iglesia es tan plural como pueda serlo la misma sociedad, hubiera sido conveniente añadir un par de signos de interrogación para conseguir el efecto deseado. Nos parece que "¿Ningún cristiano usa preservativo?", "¿Ningún cristiano es infiel? o se divorcia, o usa drogas, o aborta, y así un infinito etcétera, sería más correcto si la intención del publicista hubiese sido fomentar el diálogo y la reflexión, si hubiesen querido hacer pensar al público si realmente la Iglesia es tan monolítica como sus responsables máximos quieren hacer pensar. De esta forma, todos habríamos salido beneficiados, especialmente la revista publicitada. Sin embargo, el responsable de la campaña decidió tirar por el otro camino, y ahora nos explica que su intención era la contraria. Sinceramente, no nos lo creemos. Pensamos que su intención era escandalizar, y lo ha conseguido, con un tema tan sensible como los mecanismos de contracepción, pecado mortal de toda la vida. Una vez más, y para que no se nos tache de moralistas ni de rencorosos, daremos, gratuita y altruistamente, los frutos de nuestro conocimiento para que la revista pueda seguir publicitándose de forma tan escandalosa. Un placer, por otra parte. Esta es nuestra idea de lo que debería ser esta campaña, nos lanzamos al barro. A tope.

También se nos ocurre, ningún sacerdote ni institución católica tiene dinero como para dar de comer a los pobres; o, ningún católico está a favor de la pena de muerte o haría daño a otro ser humano; o ningún obispo tiene propiedades materiales en este mundo o, de otra forma, todos los obispos tienen hipoteca en el cielo. Mucha fe es lo que hay que tener.