jueves, 13 de diciembre de 2007

Un ejemplo divino de comunicación desacertada

Nuestra amiga y fiel (incluso única) seguidora, Plomisto, nos ha planteado un reto interesante. Nos pide opinión sobre un tema complejo y que todavía vamos a mantener en secreto por que para que podamos explicar la visión Atutiplén del tema necesitamos abordar otros antes, lo que nos da la excusa para una serie de posts que irán apareciendo según encontremos los momentos. Entre col y col, meteremos alguna lechuga, iceberg por supuesto. Atención a la foto y al texto, que va a ser largo.

Si el avezado lector ha pensado que se trata del reparto de un remake de "El pajaro espino" desgraciadamente tenemos que decir que están en un error. Aunque pueda parecer lo contrario, no se trata de actores, son sacerdotes de carne y hueso, obviamente guapos, pero sacerdotes, o sacerdotazos, según se mire. Además son los protagonistas de un calendario realizado por el mismísimo vaticano (curiosamente a la vez que una línea aérea con imágenes de sus azafatas ligeritas de ropa). ¿Quién dijo que en la Santa Madre Iglesia no cabe la modernidad? Es innegable que este tipo de acciones pueden, aparentemente, mejorar la imagen de tan santa institución pero a nosotros, que nos da por llevar la contraria como nuestro querido troll nos permite ver, nos parece un ejercicio preocupante de un virus que se esta extendiendo por el pensamiento humano, podríamos decir que como un meme pero en nuestra opinión se trata de algo mucho peor, es un gran agrupamiento de memes que no nos atrevemos a definir. Este virus no es otro que el marketing o mercadotecnia, para puristas del lenguaje. En esta idea nos vamos a centrar en este y próximos postsy formará parte de una gran reflexión que nos gustaría extender como medio para dominar el mundo o por lo menos Chamberí, soñada república.

En resumen, el marketing es la disciplina que estudia como situar de forma eficiente los productos en el mercado. Remarcamos, PRODUCTO y MERCADO. Si bien, el marketing probablemente exista desde que el hombre es hombre, parece acertado decir que ha sido en la última mitad del siglo XX cuando se ha especializado y convertido en una poderosa herramienta. Pero precisamente aquí surge el problema, el hecho de que los resultados del marketing situando PRODUCTOS en MERCADOS es muy grande cuando todo está bien planificado. De esta forma, se pueden tomar decisiones para que coca cola venda el mayor volumen de refresco posible o incluso que Cruz Roja recaude mucho dinero para financiar sus acciones. Hay mil ejemplos. Lo importante es explicar, a los que no han ido a wikipedia a consultarlo, y de forma muy rudimentaria, que el marketing tiene cuatro ingredientes, o herramientas, para cada posible receta, las llamadas 4 pes: producto, precio, plaza o distribución y promoción. Dentro de promoción tenemos a su vez distintas herramientas que van desde el descuento o el 2x1, a las tarjetas de fidelidad, pasando por la publicidad y las relaciones públicas. Está claro que el producto es el principio de todo. Sin producto no hay nada. Pero, a su vez, ahí está la clave de todo. ¿Cualquier cosa puede ser un producto? La gran pregunta. Si somos seguidores de la escuela de Don Evaristo Mejide, entonces tendremos que decir que cualquier cosa es susceptible de ser producto bien una máquina que transforme la basura en gasolina, bien los chorizos de mi pueblo o hasta nuestra propia madre. Es el neoliberalismo llevado al mercado. Todo vale. Como escuela contrapuesta, y de entre muchos autores que admiramos, queremos coger al maestro Erich Fromm, por su influencia importantísima en nuestra manera de entender el mundo y nuestra profesión. Ya en los años 50 denunció que el ser humano se había convertido en un bien de consumo, o en otras palabras, en un producto, lo que suponía la destrucción del humanismo en sí mismo. La vida, y sus distintas expresiones, se convierten en algo que puede ser convertido en dinero, que pasa a ser la medida de todas las cosas, desplazando al ser humano de esa responsabilidad. Según tomemos una perspectiva u otra las cosas cambian. Evidente. Pero por encima del seguimiento de una línea de pensamiento nos gustaría destacar que la postura en la que se considera a cualquier cosa material o inmaterial, tangible o intangible, susceptible de ser un producto siempre hay un riesgo implícito que no se debe obviar por que nos parece inaceptable el precio que hay que pagar y por tanto, como profesionales de esto, nunca llevaríamos a cabo una campaña que pusiera en riesgo esto en lo que creemos firmemente y les recomendaríamos otro tipo de acciones. Además, pensamos que es responsabilidad de las agencias, grandes o pequeñas, mantener una severa política de higiene y prevención al respecto. Y, para explicarnos mejor, aquí llegamos al calendario del Vaticano para el año 2008. Un lúcido experto en comunicación (P de promoción) ha decidido sumarse a la modernísima moda de hacer calendarios para promocionar la Santa Obra. Entendemos que el objetivo de la campaña es destruir el estereotipo de sacerdotes viejos y feos, y vender la idea de una iglesia moderna que pueda ser atractiva para los jóvenes, que, de acuerdo a las estadísticas, no encuentran en la religión respuesta a sus dudas y sí en operación triunfo. Es decir, vamos a pescar a donde están los peces. Aparentemente inteligente pero con resultados muy equivocados, a nuestro entender, por diversos motivos:

1) Motivo estratégico 1: El hecho de utilizar técnicas de marketing para un tema religioso nos parece equivocadísimo por que, indirectamente, estamos considerando el hecho religioso como un PRODUCTO y a los seres humanos, y en concreto a sus creencias religiosas, como un mercado en el que hay que pelear por que hay competidores por todas partes (evangelistas, cienciología, budismo...). Que quede clarísimo que somos ateos pero a la vez somos muy respetuosos y tolerantes con otras formas de pensar, y por tanto, nos parece peligroso que algo tan importante como la religión pueda ser visto de una forma tan frívola, además, más pronto o más tarde la mierda también caerá sobre nosotros.

2) Motivo relacional o de correspondencia: La utilización de técnicas de marketing para "pescar almas" nos parece muy desacertada por que los lazos de unión que puedas lograr con tus "clientes" serán siempre más endebles que los lazos que unen a una persona que realmente "cree". De hecho, para cualquier profesional del marketing es un sueño imposible lograr que los clientes tengan una relación con la marca como la que pueda tener una beata con su Obispo o un cienciólogo con Tom Cruise. La fe parece mejor pegamento que una pura tendencia.

3) Motivo estratégico 2: Otra situación peligrosa que esta estrategia genera es que, desde un punto de vista filosófico, pone en peligro todo el sistema. Si desde el propio Vaticano se toman estas cosas a coña, y así nos lo demuestra el calendario, es que tienen muy poca seguridad en su producto. Se lo creen poco. Hay un problema de organización y de comunicación claros. De esta forma, generaran dudas en el mercado y los consumidores no sabrán diferenciar el valor añadido del producto, y su carácter único y extraordinario, y se corre el riesgo de que el potencial cliente pueda comprar copias no certificadas (cienciología, Código Da Vinci...) y, sobre todo, de que el mercado se segmente. Para los no duchos, el mercado se segmenta cuando se empiezan a crear muchos productos y subproductos de una misma cosa por culpa de la competencia entre marcas. Ejemplo: mercado automóviles, segmento:carracos de mucha pasta, nicho: deportivos futuristas, o nicho: berlinas gigantes de lujo o nicho: limusinas. Por ahí va la cosa. Por eso hemos pasado de tres grandes religiones a multitud de religiones pequeñas

4) Motivo autoirreflexivo o de falta de coherencia: Si algo deja claro todo esto, es la ceguera del cliente y la poca eficacia de la agencia en asesorarlo. Nos explicamos en primera persona. Del plural. Si la Santa Madre Iglesia nos solicitará ayuda para mejorar su imagen le diríamos que no podríamos y que, en nuestra opinión, solo ellos mismos pueden. Nos parece muy equivocado que la una institución tan importante como el Vaticano quiera vender la imagen de unos sacerdotes atractivos para ganar más adeptos a su causa. De otra forma, nos parecería igual de mal que utilizarán un calendario con atractivas monjitas, con hábitos de Dolce y Gabanna, en misiones africanas. Se trata de una frivolización inaceptable y obligaría a una agencia responsable a recomendar empezar el trabajo desde dentro y no hacia afuera. Es decir, el problema de imagen de la Iglesia no está en la percepción del cliente si no en el deterioro de su pensamiento con la paradoja que eso supone. La gente ya ha visto demasiadas incongruencias entre su comportamiento y sus mensajes y eso hace que el producto sea muy difícil de vender. Si realmente quieren cambiar la percepción que el mercado tienen de ellos, mejor que un calendario con guapos, que no está demasiado de acuerdo con el pensamiento de su fundador, deberían pedir perdón por los casos de pederastía, que sí que han dañado gravemente su imagen. Y para eso no hay que hacer calendarios. Simplemente se llama a las teles y se hace un comunicado. Por otra parte, si alguno ha visitado el Vaticano, también habrá casi sentido la incongruencia del mensaje del fundador (pobreza, humildad y amor fraterno) con toda esa opulencia. Es lo más parecido a Disneylandia en católico. Todo tipo de merchandising, desde una camiseta hasta una bula papal. En eso no han cambiado mucho en los últimos 500 años. Es decir, si quiere modernización deben cuestionar la realidad, ponerse a prueba y avanzar. De lo contrario se quedaran sin clientes como ya ha ocurrido con otras grandes marcas al no haber conseguido demostrar congruencia en los mensajes. Es lo que está haciendo que las grandes productoras de energía se gasten montones de pasta en investigar alternativas ecológicas. No es muy sensato vender modernidad con un calendario cuando se prohibe bajo amenaza de condena eterna el uso de anticonceptivos o se pagan cantidades millonarias, que acabarían con las penurias de mucha gente, por que un montón de curas irlandeses han jugado al trenecito chucu-chucu con los hijitos de sus feligreses, o no condena al dictador Pinochet o pone a Franco bajo palio o, un infinito etcétera. No es una buena forma de captar clientes. Además, poner a curas buenorros es incitar a que muchas de tus feligresas y más de un feligrés pequen contra el sexto, el noveno y el décimo. Mal empezamos.

5) Motivo importante (y probablemente único):Aunque podríamos estar horas alargando la lista de motivos, y para parar con la coñita, lo más importante de todo esto es explicar que hay cosas que nunca podrán ser un producto por mucho que los mejides del mundo nos lo intenten hacer ver. Hay cosas que son sagradas pero no desde el punto de vista de la religión, sino desde un punto de vista humano. El neoliberalismo está poniendo en peligro este gran acuerdo alcanzado por las armas de la revolución francesa y parece que llega a afectar hasta a la institución, probablemente, más antigua del mundo y que más ha condicionado el devenir de la historia moderna. No se pueden aplicar reglas neoliberales de mercado a cosas que tienen tanta importancia. No es poca broma. Lo paradójico del tema es que la Iglesia siga las teorías de un tipo estólido y sin más creencia que el carpe diem como Risto Mejide y no las de Erich Fromm, que aparte de socialista, marxista, budista y humanista, era profundamente católico y fue una persona que se preocupó por mejorar el mundo viviendo a las enseñanzas del Evangelio, convirtiéndose en un ejemplo para todo eso que llaman iglesia roja. Lo que Mejide consigue con su estrategia de venderse a sí mismo como un producto cualquiera es ganar mucho dinero durante cierto tiempo, hasta que se quema y se convierte en un grandísimo gilipollas, por lo que paga un precio muy alto, pero que es poco comparado con lo que arriesga la Iglesia siguiendo métodos semejantes. Sin embargo Fromm, como buen budista, ya es eterno.

Como reflexión final, nos parece muy importante y además, lo consideramos un deber colectivo, que seamos responsables a la hora de identificar este tipo de amenazas y que denunciemos cuando esas cosas "sagradas" son convertidas en producto aunque, como mínimo, sería importante que las agencias señalen a sus clientes que hay ciertas cosas que no se deben "vender" por que al final puede resultar muy caro y eso no es bueno para nadie. Ni siquiera nos metemos en disquisiciones morales. Suponemos que el amigo Javi, como buen profesional de esto que es, nos entenderá mejor que nadie, por compatibilidad de ideas y por que es el único que nos lee. Empezamos con una amiga y terminamos con un amigo. El post ha sido largo pero esperemos que os guste tanto como a nosotros nos ha costado escribirlo. Perdón por la longitud pero nos era imposible empezar con este tema sin explicarnos bien aunque nos parece que no lo hemos hecho. Se agradecerían los comentarios al respecto aunque recordamos de nuevo que este el primero de varios posts.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A toro pasado,por supuesto, todo ello adquiere más relevancia, si sabemos que las fotos son un montaje de modelos a los que se ha utilizado como caras guapas. Poned esto en relación con otro post anterior.